No es posible destruir sin más unas relaciones internacionales bien estructuradas e históricamente arraigadas que han unido a las comunidades y a los mercados a través de sus fronteras durante mucho tiempo, ni hacer la vista gorda y seguir gestionando la circulación de personas y mercancías como si no hubiera pasado nada. De hecho, muchas tiendas de e-commerce del Reino Unido están acostumbradas a vender más allá de sus fronteras a otros países europeos y, del mismo modo, los europeos compran habitualmente en el Reino Unido, ya sea a través de marketplaces o directamente a los consumidores: la fuerza de este vínculo se pone de manifiesto en el hecho de que hasta el 48% de las exportaciones del Reino Unido van a países europeos.
Las consecuencias de esta delicada situación también han afectado significativamente al mundo de las ventas online. Entonces, ¿cuáles son los principales retos de la venta online desde el Reino Unido a los países europeos?
Un escenario enredado
Hay varios factores que se combinan para dificultar la fluidez de las ventas online del Reino Unido a Europa. Se observa una menor libertad de circulación de mercancías, pero el Brexit no es necesariamente el único responsable de ello. O mejor dicho, es difícil precisar el impacto específico del Brexit, dado que la salida del Reino Unido de la UE se produjo al mismo tiempo que la pandemia de Covid-19.
Desde el punto de vista jurídico, aunque el Acuerdo de Retirada pretendía garantizar la continuidad normativa, es probable que con el tiempo los dos sistemas legislativos sigan cada uno su propio camino, aumentando los puntos de distancia y necesitando nuevos acuerdos. Esto, por supuesto, también afecta a la dimensión burocrática, con un impacto decisivo en la fluidez de las relaciones entre consumidores y empresas.
Por lo tanto, es necesario identificar en qué frentes repercute la nebulosidad y la pesadez del cambio de escenario internacional.
La cuestión del IVA
El IVA no puede aplicarse a los productos vendidos en Europa de la misma manera que se aplica en el Reino Unido, sino que debe calcularse según el país de destino. Por lo tanto, es necesario declarar el precio sin IVA, para poder calcularlo posteriormente y añadirlo al precio del producto en el momento de la venta. Hasta 2021, era necesario registrarse en cada país al que se realizaban las ventas, pero esto cambió con la introducción de la IOSS (Import One Stop Shop), que simplificó el proceso al permitir las ventas en todos los países europeos con sólo registrarse en uno de los estados miembros. En el caso de los comerciantes que confían en los marketplaces, la cuestión se simplifica aún más, ya que pueden confiar en la intermediación de la plataforma para el cálculo y la aplicación de los costes en el momento de la venta.
Sin embargo, en caso de que la transacción supere el valor de 150 euros, se aplican diferentes regímenes a partir del número IOSS: DDP (Delivered Duty Paid) y DAP (Delivered at Place). En el caso del DDP, el vendedor corre con todos los impuestos y tasas, cuyos costes, al no poder cobrarse a posterior, deben cobrarse en el momento de la venta. En cambio, en el caso de la DAP, la carga de los costes e impuestos adicionales recae en el comprador, que puede acabar teniendo gastos imprevistos después de haber realizado la compra, con la ventaja de liberar al vendedor de la responsabilidad, pero con un impacto decididamente negativo en la fidelidad del cliente.

Protección del consumidor
En la actualidad, las normativas europea y británica están básicamente alineadas en lo que respecta a la regulación de ambos productos -desde el etiquetado hasta los certificados de calidad, pasando por la cadena de suministro-, pero es posible que esto no cambie con el tiempo. La Unión Europea está especialmente preocupada por la protección de los consumidores y será necesario que los comerciantes británicos se mantengan al corriente de las nuevas normas y leyes en este ámbito si quieren hacer comercio electrónico transfronterizo. Lo mismo ocurre con la protección de datos, aunque incluso en este frente los sistemas legislativos están actualmente prácticamente armonizados. Por el momento, el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) se ha incorporado al cuerpo legal británico, pero esto no significa que no pueda surgir un vacío normativo más adelante.
Amazon
Habría que hablar por separado de las empresas de e-commerce que utilizan la intermediación de Amazon para vender sus productos. Esto no es sólo un caso ilustrativo de la situación actual, sino también un problema práctico inevitable, ya que Amazon es el mercado de referencia en Europa y muchas transacciones pasan por su plataforma. El problema, en este caso, es que Amazon ya no se encargará del transporte de mercancías a través de la frontera entre Europa y el Reino Unido. La logística Fulfilled by Amazon (FBA) que opera en Europa, de hecho, ya no es la misma que se encarga de los envíos en el Reino Unido. Por lo tanto, los comerciantes que vendan a nivel transfronterizo se verán obligados a ocuparse directamente del despacho de aduanas, y luego volverán a subcontratar el envío a la logística de Amazon.
Navegando por aguas desconocidas
El futuro del comercio electrónico transfronterizo entre el Reino Unido y los países europeos está aún por definir. Estamos acostumbrados a vender y comprar productos como si el envío partiera de las fronteras nacionales, y muchos comerciantes del Reino Unido tienen una fuerte base de clientes en uno o más países europeos. Para no poner en peligro esta relación y no ver cómo se erosiona, varios minoristas de e-commerce se están moviendo para abrir una sede europea. Tanto si se opta por adaptar el modelo de negocio a la nueva configuración de las relaciones comerciales internacionales como si se concentran las fuerzas en el desarrollo de una estrategia que contemple la división de la empresa, se trata de navegar en aguas desconocidas, de navegar en territorio desconocido.
En este tema es fundamental tener una visión lo más clara y actualizada posible de las normativas y tarifas con las que hay que lidiar, para no incurrir en sanciones y desperdiciar energía innecesariamente. Para ello, es útil contar con una entidad Merchant of Record como Go Global Ecommerce, que son capaces de gestionar todos los aspectos más engorrosos y complejos de un escenario traicionero, aunque sin duda desafiante, que puede estimular la búsqueda de soluciones creativas y dar un impulso a la expansión en otros mercados.